Alejandro Giammattei es el presidente peor calificado de los últimos cuatro al inicio del último año de gobierno. De acuerdo con la medición que recogió la Encuesta Libre que ProDatos elaboró para Prensa Libre y Guatevisión, solo 2.9% de los entrevistados califica como buena la actual administración.
Si bien el desgaste es notorio cuando una administración llega al cuarto año, la calificación del actual mandatario es la más baja de las últimas cuatro. El 74.7% de los encuestados cree que el gobierno de Giammattei ha sido malo, frente a un 22.4%, que lo considera aceptable.
Esa desaprobación se ve reflejada en el índice de confianza hacia el gobernante guatemalteco, de apenas 7%, y en el hecho de que pocas personas respondieron que creen todo lo que dice —solo un 3.8%—, mientras que seis de cada 10 afirman no creerle nada.
Además, nueve de cada 10 encuestados consideran que Giammattei no ha cumplido las promesas que hizo en campaña. Entre estas resalta que ofreció cerrar la Secretaría de Asuntos Administrativos y de Seguridad, sin embargo, esta dependencia ha gastado durante su gobierno más de Q451.8 millones. También ofreció reformar el Parlamento Centroamericano (Parlacén) o, de lo contrario, sacar a Guatemala de ese organismo regional, pero no se promovió ninguna iniciativa.
También prometió a los guatemaltecos que radican en EE. UU. que instalaría en ese país un viceministerio específico para atender a los migrantes y que reformaría el Consejo Nacional de Atención al Migrante de Guatemala (Conamigua). Sin embargo, en los últimos tres años el servicio consular ha empeorado, debido a que ha crecido el número de guatemaltecos que se han trasladado a EE. UU., y los recursos no aumentan en la misma proporción, mientras que Conamigua sigue sin cambios y bajo fuertes críticas de personas que no ven resultados de su función.
Problemas continúan
El analista político de la Asociación de Investigaciones y Estudios Sociales (Asíes) Jahir Dabroy afirma que la población se formó altas expectativas al inicio de la gestión de Giammattei, se pensó que, luego del gobierno de Jimmy Morales, se abordarían los problemas estructurales, después de cuatro años que estuvieron centrados en el debate por la continuidad de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala.
“La población estuvo esperanzada en una serie de promesas; sin embargo, muchas no necesariamente culminaron en lo que se había prometido, y su éxito mayor tiene que ver con cuestiones macroeconómicas que no necesariamente son entendibles y perceptibles”, añade.
El analista considera que, para el último año del actual gobierno, el Estado continúa alejado de la población y hay poca capacidad institucional para resolver los problemas en salud, educación o seguridad alimentaria y nutricional. Por si eso fuera poco, se percibe más inseguridad, lo que se confirma con los registros de más muertes violentas.
“Todo esto afecta la gestión y la calificación”, subraya Dabroy, para quien la forma de comunicarse del mandatario tampoco ayudó.
Giammattei desarrolló una gestión presidencial más alejada de la ciudadanía y muy reacia a la crítica, precisa el analista político. A muchos gobernantes no les gusta relacionarse y comunicarse con sus críticos, pero eso “es parte de la democracia”, resalta.
Varios factores
Jonatán Lemus, analista del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales de la Universidad Francisco Marroquín, considera que el rechazo obedece a factores como que este fue el gobierno que más recursos tuvo a su disposición, a raíz de la pandemia, y ahora no hay claridad de en qué se invirtieron.
Señala que al inicio de la gestión pareció manejar la pandemia “con popularidad”, pero después comenzó a tomar decisiones erráticas que hicieron que perdiera la credibilidad.
Otro factor que considera que pudo haber influido en la mala percepción de la gestión de Giammattei es que Nayib Bukele, presidente de El Salvador, aumentó su popularidad con la pandemia y al mismo tiempo da la impresión de que combate la criminalidad. Entonces, al comparar a ambos gobiernos, parece que el del vecino “lo está haciendo mejor y con menos recursos”.
Coincide en que Giammattei contó con una mala estrategia de comunicación que lo hizo desaparecer del debate público. Además, su equipo de comunicación cometió errores que al momento de la evaluación le pasaron factura.
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