En los últimos meses, el presidente Alejandro Giammattei ha visitado distintos departamentos para reunirse con jefes ediles de las 340 municipalidades del país. El objetivo es congraciarse con los alcaldes de cara al próximo proceso electoral, según politólogos consultados.
En cada una de estas giras, el mandatario se jactó de incrementar la asignación de recursos a las municipalidades y los aportes a los Consejos Departamentales de Desarrollo.
“En el gobierno estamos en la mejor disposición de seguir apoyando a las 340 municipalidades, como se ha hecho desde el inicio de la administración”, expresó el presidente tras su última gira en el departamento de Guatemala.
La tercera gira presidencial concluyó el 14 de diciembre con una reunión entre Giammattei y los alcaldes de Huehuetenango. En total el presidente visitó ocho departamentos: Petén, Izabal, Zacapa, Sacatepéquez, Chimaltenango, Chiquimula, Santa Rosa y El Progreso.
“A conveniencia de los alcaldes, gabinete de gobierno y el propio mandatario, las demás reuniones se desarrollaron en el Palacio Nacional de la Cultura”, informó la Secretaría de Comunicación Social de la Presidencia.
La estrategia del Ejecutivo, según consultores políticos, apunta a ganar el favor de los alcaldes y aprovecharlo de cara al proceso electoral 2023 para dirigir el voto de la ciudadanía a favor de determinados actores de interés.
Esta apuesta, aunque no es del todo nueva, sí tiene algunos matices novedosos, advierte el politólogo Renzo Rosal. En principio, hay que advertir que este gobierno ha tenido una cantidad de recursos públicos sin precedentes.
En el primer año de gobierno, por ejemplo, se arrancó con un presupuesto de Q87 mil 715 millones, pero debido a ampliaciones presupuestarias para la atención de la pandemia de la covid-19 el presupuesto alcanzó los Q107 mil 761 millones.
Esta tendencia continuó este año con la ampliación de Q3 mil 191 millones al Ministerio de Comunicaciones, Infraestructura y Vivienda (Civ) para infraestructura que el gobierno denominó “estratégica”. Aunque varios tanques de pensamiento advirtieron riesgos de sobrevaloración y corrupción en los proyectos que se priorizaron.
“Utilizando pandemia como marco de referencia, se aprobaron recursos extraordinarios. Incluso, el presupuesto del próximo año tiene cantidades de dinero industriales orientadas a nivel local. Hoy los actores de poder local están alineados al oficialismo porque quieren tener recursos públicos y la forma de obtenerlos es alineándose con el oficialismo”, dice Rosal.
Rosal destaca que hay una presión sobre los alcaldes. Si no se alinean, no van a obtener recursos y además podrían resultar castigados. “Se pueden activar algunos recursos legales en su contra. Entonces, cuando hay temor, es complicado para los alcaldes no alinearse”, dice Rosal.
Lo llamativo, dice el entrevistado, es que pese a la cantidad de recursos con los que dispone el gobierno, también enfrenta una crisis de credibilidad entre la población. “Si la estrategia estuviese siendo efectiva, los niveles de popularidad quizá no serían los de Bukele, pero sí serían altos. La ciudadanía no está notando la inversión pública. Eso, para mí, es un indicador clave y relevante que dice que la apuesta es riesgosa y la apuesta real es beneficiar con esos recursos públicos intereses particulares”, dijo Rosal.
¿Estrategia efectiva?
El politólogo Hugo Novales considera que los alcaldes, como actores políticos, pueden motivar o intentar persuadir a sus simpatizantes a votar en una dirección. Sin embargo, estos son los que finalmente deciden si se decantan por la opción del edil o no.
En ese sentido, se debe advertir que pueden existir muchas formas en que los alcaldes intenten restringir la autonomía del votante, pero esto se torna complejo dado que en las urnas por lo general se mantiene la secretividad del voto.
Además, en la práctica lo que se ha observado es que las personas votan por el alcalde de un determinado partido político, pero eligen a un presidenciable de otra agrupación.
“Existen mecanismos clientelares, relaciones de confianza, relaciones familiares, amenazas y un montón de maneras en que los alcaldes, a nivel local, podrían querer limitar la autonomía de los votantes, pero en los en los centros de votación la impresión que tengo es que la secretividad del voto en Guatemala está bastante protegida. Y esto permite a la gente tomar decisiones”, dijo Novales.
Otro punto que no hay que pasar por alto es que, si bien los alcaldes expresan su lealtad hacia el partido oficialista porque esto les permite acceder a recursos, en la medida en que la elección se acerca es natural que los ediles cambien su lealtad al o la candidata que tenga más opciones de ganar los comicios.
“Coordinar el respaldo de tantos alcaldes es una tarea grandísima para cualquier partido político, pero sobre todo mantenerlos leales a un gobierno y a un presidente impopular, con capacidades de negociación muy limitadas”, dijo Novales.
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